Mauricio LLaver
29 marzo, 2024 04:58

Una cata vertical con los hermanos Durigutti

Para los que somos amantes del vino, asistir a una cata vertical es una verdadera experiencia de aprendizaje. Por Mariana Onofri.

 

Por Mariana Onofri – Sommelier

Como sommelier, me preguntan a menudo sobre la diferenciación de cosechas en Argentina, y el impacto en la calidad de los vinos. Si bien es verdad que al manejar un factor tan importante como el agua la calidad termina siendo más uniforme entre un año y otro, también existen diferencias en la expresión de los vinos, que resultan básicamente de las variables climáticas.

Una de las formas más entretenidas de descubrir estas variables de expresión es realizar una cata vertical del mismo producto, porque permiten apreciar la evolución de un vino según el paso del tiempo. Al ser cada cosecha diferente por sus características climáticas, los resultados se ven reflejados en la personalidad de los vinos.

Pablo y Héctor Durigutti, dos hermanos enólogos apasionados por lo que hacen, abrieron sus puertas a miembros de la AAS (Asociación Argentina de Sommeliers) y compartieron una cata vertical memorable de los vinos Familia Durigutti Malbec desde el año 2002 hasta el 2007.

El primer vino, que nació en el año 2002, fue resultado del corte de dos Malbecs elaborados siguiendo filosofías enológicas diferentes. Héctor, que trabajó en Italia y además se formó con un grupo de asesores italianos encabezado por Alberto Antonini, siguió técnicas más tradicionales del Viejo Mundo, con referencia de barricas de roble francés y utilizando sólo levaduras indígenas en su elaboración. Pablo, seguidor de un estilo más vanguardista, con técnicas modernas, utilizó barricas americanas y levaduras seleccionadas.

De este modo, a medida que fuimos degustando cada añada fuimos descubriendo las diferencias de los colores, los aromas, las texturas, las influencias del clima en la expresión de cada vino, e inclusive los cambios en los procesos de elaboración y hasta en la filosofía del estilo buscado. No podría decir que un año sea mejor que otro, sino que son distintos y que se puede disfrutar de cada expresión y podemos tener preferencias.

En el 2003 pudimos apreciar la expresión de frutos más maduros, resultado de una año más cálido. A partir de 2004 Héctor y Pablo buscaron unificar conceptos y decidieron utilizar 100% de barrica francesa y levaduras indígenas, cambiando el corte del vino a un 85% Malbec y un 15% de otras variedades como Syrah, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Bonarda, provenientes de diferentes viñedos. El 2005 nos deleitó con aromas complejos y taninos más duros que todavía disfrutan de su estiba en botella. El 2006 nos habla de una gran añada, gran balance y explosión. Comparable con las características del 2002 pero todavía con un gran potencial de guarda. Con el 2007 descubrimos un año más lluvioso pero que con decisiones acertadas nos encontramos con un vino un poco más especiado pero igualmente complejo.

Disfrutar de la mano de Héctor y Pablo cada añada nos agrega un componente extra a esta cata vertical. Un componente emotivo, que aunque subjetivo,  tiene su cuota de importancia. Esto implica entender qué significó para los hermanos tal o cual añada, anécdotas y aprendizajes que nos permiten ir más allá de una evaluación sensorial.

 

 

1 response to Una cata vertical con los hermanos Durigutti

  1. Que buena nota. Un gran aporte para el blog de aquí en adelante. Felicitaciones!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *