Mauricio LLaver

Yo descubrí a Tucídides y su “Historia de la Guerra del Peloponeso” cuando hice mi posgrado en Relaciones Internacionales. Desde entonces lo leí varias veces porque, como todos los grandes clásicos, contiene claves que no sólo se aplican al tema del que trata el libro. En el fondo, son grandes textos de filosofía que contienen instrumentos para andar por la vida.

Ahora le acabo de encontrar una aplicación inesperada. Luigi Bosca presenta un libro sobre sus aceites de oliva y lo encabeza con una cita de Tucídides: “Los pobladores del Mediterráneo dejaron atrás la barbarie cuando aprendieron a cultivar los olivos y la vid”.

La frase me emocionó: Dejaron atrás la barbarie. Claro, era la manera de asentarse, de dejar de ser nómades, de empezar a desarrollar el concepto de comunidad, mientras esperaban que los olivos y las vides fueran creciendo.

La frase es uno de los muchos aportes de un libro exquisito, titulado “La Essencia del aceite de oliva”, haciendo un juego de palabras con la marca “Essencia”. Los primeros registros de cultivo de la oliva son del Siglo XII A.C., y muchísimo de lo que se sabe desde entonces sobre este aceite está contenido entre sus páginas, con una calidad y un buen gusto que distinguen a todo que hace la Familia Arizu.